lunes, 20 de noviembre de 2023

Museo de la Inmigración / Salida 149 Croquiseros Urbanos

 
Hola a todos, si es que alguien continúa por aquí. Regreso luego de 10 años a mi viejo blog. En el medio pasaron muchas cosas. Las mayores felicidades y algunos de los dolores más grandes que pueden ocurrir en la vida. Y seguimos aquí.

De alguna manera casual, o no, mi vuelta  al sitio trata sobre el lugar al que llegaron mis antepasados, mis orígenes, desde la lejana Europa. En 1897 llegaba desde España mi bisabuelo Antonio Landin de 24 años. En el mismo barco, el Roland, venía quien sería su futura esposa, Vicenta Reboiras, de sólo 15. Ya habían arribado en 1879 quienes formarían mi familia materna; parte de las familias  procedentes de Italia y Austria que fundaron la ciudad de Resistencia. Los Bulfon y los Bonfanti, llegaron cuando ya no funcionaba el primer hotel de inmigrantes de Av. Corrientes y Leandro N. Alem, y antes de existir el segundo, de la calle Cerrito 1250. Don Antonio y Vicenta llegaron al Hotel de la Rotonda, aquel de planta dodecagonal, donde hoy se encuentra la estación del ferrocarril Mitre, que permaneció activo pocos años porque resultaba chico para acoger a la cada vez mayor ola migratoria. Unos años después, en 1905, a pocos pasos de allí, se levantaría este Hotel de Inmigrantes por el que pasaron un millón de personas de trabajo, procedentes de todo el mundo, y que hoy, convertido en Museo de la Inmigración, recuerda a aquellos que vinieron a comenzar una nueva vida, llenos de sueños y esperanza.

Sito en Dársena Norte, vecino al Apostadero Naval, donde se encuentra anclada la Fragata Libertad, recién llegada de su viaje por el mundo, el edificio del Hotel de Inmigrantes conserva su aspecto original. Considerado de vanguardia por el uso de hormigón armado en su estructura, sus grandes ventanales lo convertían en la vidriera del mundo al que arribaban hombres, mujeres y niños, muchos de los cuales ni siquiera conocían el idioma. Hoy, devenido en museo, rinde homenaje a todos aquellos seres que hicieron posible una Argentina que rendía culto al trabajo, con mucho esfuerzo, sacrificio y en búsqueda de un lugar mejor para sus descendientes. 

El edificio fue destino de la salida 149 del colectivo de artistas Croquiseros Urbanos de Buenos Aires, al cual también regresé después de 10 años. La siguiente es la crónica visual de una soleada y muy ventosa tarde.










 
 





 
 













































































































































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